
Lazzaroni fue una de las primeras empresas en utilizar latas como recipientes para almacenar galletas. Hacia finales del siglo XIX, Italia, finalmente unificada, se organizaba lentamente como nación: el comercio aumentaba gracias al rápido desarrollo de los medios de transporte y se extendía un cierto bienestar, especialmente entre los sectores más ricos de la burguesía. En pocos años, la pastelería y fábrica de amaretti familiar Lazzaroni se transformó en una auténtica pequeña industria. Antes de que se utilizaran las latas, las galletas se vendían “a granel” y llegaban a las tiendas en grandes cajas retornables vacías. La interesante y decorativa lata tenía una forma casi cúbica y presentaba impresiones cromolitográficas en color. En ellas se representaban símbolos heráldicos, como el escudo de armas de la Casa de Saboya (ya que en aquella época la empresa estaba certificada como proveedor de los gobernantes), e imágenes de medallas, que aludían a la participación en exposiciones o premios. Hoy, aquellos recipientes Lazzaroni, antaño dispensadores de dulzura, nos hablan de un mundo y de una Italia de otros tiempos.